miércoles, 19 de octubre de 2011

2.5.2 Taxonomía de Checkland

Según Checkland las clasificaciones u ordenamiento por clases de los sistemas son las siguientes:
• Sistemas Naturales: es la naturaleza, sin intervención del hombre, no tienen propósito claro.
• Sistemas Diseñados: son creados por alguien, tienen propósito definido. Ejemplo un sistema de información, un carro.
• Sistemas de Actividad Humana: contienen organización estructural, propósito definido. Ejemplo: una familia.
• Sistemas Sociales: son una categoría superior a los de actividad humana y sus objetivos pueden ser múltiples y no coincidentes. Ejemplo: una ciudad, un país.
             
• Sistemas Transcendentales: constituyen aquello que no tiene explicación. Ejemplo: Dios, metafísica.
      El sistemista inglés Peter Checkland señaló hace más de 40 años que: “lo que necesitamos no son grupos interdisciplinarios, sino conceptos transdisciplinarios, o sea conceptos que sirvan para unificar el conocimiento por ser aplicables en áreas que superan las trincheras que tradicionalmente delimitan las fronteras académicas”
Veamos un ejemplo: Son numerosas las entidades naturales que poseen reguladores - también naturales - de algunos de sus procesos o funciones. Nosotros mismos, como seres biológicos, tenemos diversas regulaciones, por ejemplo en el caso de nuestra presión sanguínea, de nuestra temperatura corporal, de nuestro ritmo respiratorio y cardíaco, del nivel glucémico en la sangre, etc…

Regulaciones similares - y los dispositivos correspondientes - existen en todos los seres vivientes (animales y vegetales), que deben adaptarse y readaptarse sin cesar, a condiciones variables de entorno y de equilibrio interno.

Todos los reguladores tienen el mismo mecanismo básico, o sea la retroacción por retroalimentación (el “feedback”) del efecto resultante del proceso, observado y medido en cada instante, sobre el ritmo de la función o del proceso mismo.

Por ejemplo, el corazón está equipado con un dispositivo nervioso acelerador o frenador que responde a la percepción orgánica de la presión sanguínea. En síntesis, el principio del feedback es absolutamente general: se trata de la regularización de la actividad (función, proceso) por los resultados de la misma y en correspondencia con una norma existente naturalmente, o establecida por un agente.

En este caso de los controles, o sea las regulaciones creadas por el hombre, la “norma” es introducida por el contralor humano en función de un criterio razonado referido a la meta buscada. Un ejemplo muy conocido es el termostato. Otro es el rol del flotador en el tanque de agua del baño.

El concepto de retro-alimentación (feedback) es por lo tanto una meta-concepto: Reúne las características comunes de múltiples ejemplos específicos de retro-alimentación.

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